Muchas veces, los padres nos quejamos de por qué nuestros hijos presentan problemas dentales, que pueden ir desde caries dental, enfermedad de las encías, entre otros. Y peor es la queja cuando vamos al dentista por un problema ya conocido y el costo de solucionarlo es elevado.
En vez de quejarnos por el problema dental y lo que costará arreglarlo, por qué no nos preguntamos: ¿Qué pudimos hacer como padres para evitarlo?
La boca es la puerta de entrada a la salud general de una persona. Una boca en mal estado puede estar relacionada a obesidad, diabetes e incluso enfermedades cardíacas. Es por esto que el mantener una buena salud oral es parte de una vida saludable.
¿Cuánto nos hubiésemos ahorrado (y no nos enfoquemos solo en el tema económico) si hubiésemos sido los principales motivadores de que nuestros hijos cuiden sus dientes con simples acciones como incitarlos a cepillarse los dientes después de cada comida principal, evitar el alto consumo de azúcares o visitar al dentista de una forma periódica?
Es por esto muy importante que los padres, las personas que ayudan en el cuidado de los niños y los dentistas, trabajemos en equipo para crear un hábito de cuidado dental en los niños desde pequeños y que sea algo natural la visita periódica al dentista para desterrar el temor.
Esa realidad no sucede solo en nuestro país. Por citar un ejemplo, en los EE. UU. solo un 44% de los padres (es decir, menos de la mitad) reporta que sus hijos se cepillan los dientes por lo menos dos veces al día o más. Y el 60% con niños de 12 años o menos dicen que no ayudan a sus hijos a cepillarse ni supervisan si lo hacen de una forma correcta.
La caries dental, que es la enfermedad dental más común, afecta a todos por igual alterando incluso el estilo de vida de quienes la padecen. Faltar al colegio, falta de los padres al trabajo por llevar de urgencia a sus hijos al dentista, dolor, son solo algunos de los problemas que puede ocasionar.
El estilo de vida actual, incluido el de los niños, involucra varias horas al día en actividades como videojuegos, Internet, celular, entre otras. Si les quitamos seis minutos al día (se estima el gasto de tiempo en dos horas por día en las práctias mencionadas) y en ese tiempo motivamos a nuestros hijos a cuidar y cepillar correctamente sus dientes, en tiempos de dos minutos divididos en tres veces al día, nos generaría un gran cambio para bien.
No es un cambio fácil, pero si no empezamos, nunca se dará. Y lo mejor es que está en nuestras manos el lograr ese cambio como padres preocupados de la salud dental de sus hijos. El odontopediatra es el profesional indicado para ayudarte y guiarte a cuidar de la salud dental de tus niños.
¡Hasta la próxima!