Ingresa o Regístrate

Subscribe RSS

Paisaje Imaginario

crítica de cine

Al Este de Lima: las películas en competencia (II)

23 mayo, 2013 Categoria Generales

Continuamos con nuestro repaso a las películas en competencia de la cuarta edición del festival de cine de Europa central y oriental “Al Este de Lima“.

********

Clip, de Maja Milos (Serbia, 2012)

Clip, película debut de la serbia Maja Milos se define en la línea del cine despojado e hiperrealista que se convirtió en favorito de los festivales a partir de Dogma 95, los hermanos Dardenne y Eric Zonca, y que en los siguientes años se ha ido diversificando por Europa y otras latitudes. La película narra las crudas vivencias de Jasna, una adolescente cuyo despertar sexual y actitud de rebeldía se irá desenvolviendo en un ambiente gris, casi de inercia, dentro de los barrios pobres de Belgrado.

Desde el inicio la opción queda clara aunque parece por momentos repetitiva: una especie de descenso a los infiernos en el que la moraleja parece sobrevolar latente. Pero Milos se las ingenia para sacar adelante su película. Klip roza muchas veces el malditismo pero nunca cae en él. Por más que la película juegue a presentar sexo (en apariencia) explícito o a las rondas nocturnas de alcohol, drogas y a dibujar un mundo marginal, siempre todo permanece equilibrado, como viñetas una existencia repetitiva en la que la inquietud se lleva de forma soterrada.

clip

Ahí juega mucho la actuación de Isidora Simijonovic, la protagonista que pasea su belleza con actitud indefinible entre la desvergüenza, el desinterés y la ilusión. Esa ambigüedad del personaje calza perfecto con la apariencia errática, acumulativa, de los episodios que van componiendo ese retrato extremo de la Europa oriental actual, pero que no se detiene en regodeos o momentos de shock, salvo los que apenas son entrevistos por Jasna o por las cámaras de celular que registran felaciones, jugueteos infantiles, cuerpos agotados, o la decadencia íntima de una familia.

Pinceladas de una desesperanza que como digo rehúye las conclusiones y sentencias. Como si el demiurgo dejara pasar sus momentos para evangelizar y revelara hasta compasión, cuando no cariño. Esa identificación es donde se asientan los puntos a favor de la película. (Jorge Esponda)

*******

La tragedia del hombre, de Marcell Jankovics (Hungría, 2012)

Veinte años de trabajo y varios equipos de animadores le tomó al artista húngaro  Marcell Jankovics adaptar el poema de su compatriota Imre Madach al formato de animación. La trama está en el título: un recorrido por la constante caída de la humanidad a lo largo de su historia. Desarrollada a través de un opulento y depurado trabajo de animación la película pretende establecer espejos comunicantes entre las 15 épocas que recorren Adán, Eva y un Lucifer que quiere demostrarles que la humanidad estará siempre condenada al fracaso por más lucha y seres altruistas que pongan empeño en ser lo contrario.

ember_tragediaja_1

Se trata de una película exigente con el espectador; y que ofrece un curioso contraste entre la belleza de la animación y la densidad del texto, cargado de profundas cuestiones filosóficas que jalonan el texto original de Madach. Jankovics le otorga peso a dichas cuestiones; y enmarca la historia en la lucha de Dios y Lucifer por el alma del primer hombre (y por extensión, a la de la humanidad). A pesar de la caída constante y de la casi inevitable autodestrucción, Adán y Eva volverán a Dios, quien no ofrece necesariamente palabras de consuelo: Continúen luchando, continúen esforzándose por fea que se ponga la vida. La esencia de la vida humana, es en sí misma, una lucha. (Jorge Alva)

******

Eres Dios, de Leszek Dawid (Polonia, 2012)

La segunda película de ficción del documentalista Leszek Dawid se dedica a narrar el proceso de creación del influyente grupo polaco de hip-hop Paktofonika, su lucha por el éxito y sus altibajos hasta los últimos días de vida de su líder y co-fundador, Piotr “Magik” Luscz. Los miembros sobrevivientes del grupo colaboraron con la producción de la película, la cual, tras su estreno y el gran éxito conseguido en Polonia levantó algo de polvareda por parte del dueño de la discográfica RRX, en el que se basa el personaje interpretado por Peter Nowak, quien acusó a la película de realizar una interpretación “denigrante” a su persona.

jestes_bogiem11

La película sigue la trayectoria de ascenso y caída del grupo sin mayores sobresaltos ni virtuosismos formales; casi emulando la trayectoria del “B-Rabbit” encarnado por Eminem en “8 mile” (Curtis Hanson, 2002). Algunas situaciones, como los problemas domésticos de “Magic” no son tratados de manera adecuada; y tampoco se llega a vislumbrar el gran éxtio del grupo en Polonia y su influencia entre la juventud que venía saliendo de décadas de represión bajo la órbita soviética. La destacada actuación de Marcin Kowalczyk en el rol principal no alcanza para rescatar al film de su discreta medianía; y quitarnos la sensación de que este “Dios” quedó en un plano bastante terrenal. (Jorge Alva)

********

Más:

  • El festival continúa hasta el 25 de mayo. Se puede ver la programación completa en la página web oficial: http://alestedelima.com/agenda.php
  • La clausura del Festival se realizará en Fundación Telefónica el sábado 25 de mayo a partir de las 8:00 p.m. Más información aquí: https://www.facebook.com/events/383113938472919/

Al Este de Lima: las películas en competencia (I)

20 mayo, 2013 Categoria Generales

La cuarta edición del festival de cine de Europa central y oriental “Al Este de Lima” nos ha permitido descubrir una serie de cintas que probablemente hubieran pasado desapercibidas de otra manera. Aquí presentamos las reseñas de tres películas cuyo visionado, en líneas generales, recomendamos.

 *******

Sólo el viento, de Bence Fliegauf (Hungría, 2012)

Si bien se trata de una ficción con guion original, fue un hecho real el que motivó al director Bence Fliegauf a realizar esta película: el asesinato de una familia de gitanos húngaros por una banda de racistas. Sólo el viento cuenta un día completo en la vida de otra familia gitana perteneciente a la misma comunidad que los asesinados, y su angustia ante la posibilidad de un nuevo pogrom.

Fliegauf califica el racismo como una “serie fatal de errores de razonamiento” y una “estupidez”, que sin embargo se convierte en un problema estructural y una amenaza latente para una sociedad. Según dijo él mismo en un conversatorio posterior a la proyección, con esta película buscó alertar acerca del racismo aun persistente en Hungría, pues su primera impresión ante los ataques racistas fue la misma que tuvo ante el atentado contra las Torres Gemelas: preguntarse por qué nadie lo vio venir.

just_the_wind_01

El pueblo gitano es representado de manera realista: los romaníes de Sólo el viento no son estereotípicos viajeros pintorescos, sino personas de clase trabajadora que se mantienen en un lento proceso de integración a la sociedad húngara moderna. La cámara en mano, aunada a una interesante fotografía muy natural y al empleo de actores no profesionales, contribuye a este realismo, que presenta similitudes estéticas con el cine del llamado “tercer mundo”, particularmente con cintas brasileñas como Ciudad de Dios.

Con estos recursos, y abordando valientemente un tema ante el cual muchos prefieren mirar a otro lado, Sólo el viento consigue su mayor logro: capturar con éxito y hacer al público testigo de la zozobra que agobia a una población sometida por la injusticia desatada a partir del odio de una extremadamente violenta minoría. (Marco R. Colombier)

**********

Vanishing Waves, de Kristina Buozyte (Lituania, 2012)

vanishing waves

La primera película lituana en ser estrenada comercialmente en Estados Unidos y Canadá, Vanishing Waves bebe de las corrientes de la ciencia ficción clásica, agregándole una impecable cinematografía y un audaz componente erótico que la acerca al thriller psicológico. La historia, que quizás pudo haber sido escrita por alguien como Philip K. Dick, presenta a Lukas, un científico que se interna en los sueños de Aurora, quien se encuentra en coma, a través de una máquina transmisora de neuronas.

Con un presupuesto estimado de poco más de un millón de euros, Vanishing Waves, parece haber puesto hasta el último centavo en crear un producto audiovisual que mueva, emocione e impresione. Las viñetas de sueños eróticos, debido a su frenético ritmo y contundente estética, podrían ser cada una un excelente cortometraje.

vanishing waves 2

Podemos reclamar a esta película deficiencias en la narración y la construcción de personajes. Las escenas en el laboratorio y los pequeños conflictos entre los científicos terminan por sonar superfluos y ser opacados por la trama de la relación entre Lukas y Aurora, la cual también presenta el problema de que sus motivaciones y deseos nunca son explorados a totalidad.

De cualquier manera, los mejores momentos de Vanishing Waves, la mayoría agrupada en la última media hora del filme, están destinados a quedar inevitablemente en la retina del espectador y también en sus oídos, gracias a la excelente musicalización de Peter Von Poehl. (Marco R. Colombier)

*******

La casa con la torreta, de Eva Neymann (Ucrania, 2012)

 La directora ucraniana Eva Neymann  nos ha traído una película muy envolvente. Al principio uno puede creer que se trata de otra más de esas trágicas películas sobre las miserias de la vida en medio de la segunda guerra mundial. En donde a veces a uno le provoca decir endurecidamente: “está bien, si la vida es tan miserable y triste, porqué no aprietas el gatillo de una buena vez”. Pero no, La casa con la torreta es una película, con todo ello, diferente. Está enriquecida con una serie de elementos expresivos que terminan por atraparte, en donde la música y la fotografía cobran un papel preponderante.

El film está basado en un cuento autobiográfico del escritor ucraniano Friedrich Gorenstein, célebre en el cine por trabajar junto a Andrei Tarkovski en el guión de la gran película Solaris —curiosamente Gorenstein también colaboró con Neymann en el guión de su ópera prima En el río. La casa con la torreta cuenta la vida de un niño que junto a su madre emprende un viaje en tren con destino a Moscú para hallar el paradero incierto del padre. El blanco y negro de toda la cinta nos debe remitir al invierno de 1944, mientras que la estación del tren con mujeres, ancianos y niños, los soldados conduciendo la actividad diaria, las calles derruidas, los hospitales repletos, el precario comercio ambulatorio y la pobreza de la gente, nos muestra un país devastado por la guerra que a pesar de estar  en su etapa final esta parece nunca acabar.

863_F_türmchen

Aquí la vida no es bella y los males que desencadena el conflicto armado se viven a cada momento: hambre, enfermedad y miseria. La extraordinaria música de Juergen Groezinger nos acompaña y nos cautiva, nos hace más llevadera tanta desolación, nos concede esperanza y nos invita a  seguir el recorrido de la cámara que en precisas pinceladas nos muestra las preocupaciones de la gente que sobrevive a la pobreza y al peligro de la muerte. En Odessa se es muy consciente de que se puede morir en cualquier momento y el destino de todos sigue siendo incierto. Los bombardeos están muy naturalizados en la conciencia de los niños y los pocos hombres que quedan se debaten entre huir o pelear por la patria.

Para complicar las cosas, en medio del viaje, en plena estación del tren de un pueblo desconocido, la madre (Katerina Golubeva) cae enferma de tifus y termina en un frío y burocrático hospital del régimen comunista, en una amplia habitación llena de camillas y pacientes que se encuentran igual o tan peor que ella. Nuestro protagonista (Dmitriy Kobetskoy) a sus 8 años de edad, se ve forzado a experimentar en carne propia la vida de un adulto, y obligado por su destino a hacerse cargo de la situación, de sí mismo, de la vida en general. Eva Neymann nos regala a uno de los niños auténticamente más valientes de la pantalla grande.

house-with-a-turret_02

Nos muestra de manera documental y poética la conciencia en evolución del menor, que inmediatamente resuelve enviar un telegrama a su abuelo informándole que necesitan su ayuda. Al regresar al hospital, la madre no mejora, las enfermeras le ordenan con dureza dejarla descansar. El menor tiene que pernoctar toda la noche. Eva Neymann explora aquí una intensa y muy lograda escena cinematográfica con la pesadilla del pequeño que cual sonámbulo recorre los pasillos del sanatorio viendo apariciones que lo asustan, puesto que teme por la vida de su madre. Nos acompaña una melodía minimalista y curiosamente siniestra de Erik Satie. Al instante la atmósfera se vuelve totalmente fantasmagórica y observamos un mundo de ficción perfecta, celebramos la magia del cine. En fin, tantas cosas más. Lo cierto es que Eva Newmann nos sabe llevar al ritmo cadencioso de un tren por una implacable historia con un final abierto y provocativo que nos deja con la sensación de que hemos presenciado una gran película. (Miguel Vidal)

Más:

  • Terminadas las primeras funciones de todas las películas en competencia publicaremos nuestras impresiones sobre el resto de las películas en competencia.
  • El festival continúa hasta el 25 de mayo. Se puede ver la programación completa en la página web oficial: http://alestedelima.com/agenda.php
  • Un interesante comentario de Bence Fliegauf a su propia película puede leerse en la página de Facebook del festival.

Haneke o el amor en el ocaso de la vida

19 abril, 2013 Categoria Generales

Michael Haneke irrumpe de nuevo en la escena mundial, y en esta ocasión lo hace con “Amour”, un drama que aborda el tema de la vejez y todo lo que le acompaña, el enfrentamiento físico y emocional que nos abre camino hacia la muerte. Sin duda, se trata de una película “universal” en el sentido de que aborda una situación por la que todos vamos a atravesar de una u otra forma. Es un absurdo que el propio director haya tenido que retirarla de la competencia de los Austrian Film Awards, debido a que, según informó el propio festival, el film no cumplía los requerimientos para ser nominada a mejor película debido a que estaba rodada en francés y a que carecía de influencia austriaca significativa. Tras un breve paso por nuestra cartelera comercial (consecuencia de las nominaciones que logró la película en la última edición del Óscar) , la película continúa exhibiéndose en la sala del Centro Cultural PUCP .

Haneke y su reparto principal en el Festival de Cannes - 2012

Haneke y su reparto principal en el Festival de Cannes – 2012

Por Miguel Vidal*

“Amour” de Michael Haneke (2012) —o  “Amor”—es de aquellas películas que a uno lo dejan sin palabras. Una película de temer, de aquellas que nos adelantan la vida. Y es que los films de Haneke impactan profundamente al espectador puesto que lo interpela de una manera despiadada —como en una película de Bergman. Estos llevan aquella lúcida intención de viajar a lo más interno de nuestras almas y a la raíz de los problemas de la sociedad en nuestro tiempo. Trabajan sobre todo un repertorio de situaciones que van desde las más sublimes a las más aterradoras o perversas.

Ganadora en el Festival de Cannes, en los premios Bafta, en el Globo de Oro, en el Premio del Cine Europeo, y en el propio Oscar como mejor película extranjera, entre otras reconocidas distinciones. “Amour” es una desgarradora historia que gira en torno de dos ancianos que luchan para mantener sus grandes afectos frente a las adversidades de la edad avanzada. En este caso, en un día inesperado, mientras desayunaban, Anne Laurent (Emmanuelle Riva —célebre por Hiroshima Mon Amour de Alain Resnais), sufre un estado catatónico y se queda mirando hacia el vacío sin poder responder a la preocupación de su esposo Georges Laurent (Jean-Louis Trintignant —conocido por Y dios creó a la mujer de Roger Vadim,  y películas como El Conformista de Bernardo Bertolucci, Z de Costa-Gavras o Rojo de Krzysztof Kieslowski). Al cabo de un interminable momento ella vuelve en sí, sin sospechar lo que le había pasado. Georges le sugiere ir al hospital y ella se niega. No obstante luego será sometida a una cirugía en donde ocurrirá una complicación que le provoca una aguda parálisis de la mitad de su cuerpo. Ella le hace prometer que nunca más la llevaría a un hospital. En adelante es cuando George se ve de pronto confrontado a lidiar con esta dramática situación en la que buscará a toda costa atender al cuidado de Anne con admirable fortaleza y un gran cariño, mientras le quedaba esperanza, algo que lo convertirá inevitablemente en el testigo principal del resquebrajamiento de la salud de su amada esposa, una mujer que se resiste a la idea de generar compasión ante los demás y que siempre preferirá enfrentar ella misma su suerte con hidalguía y gran entereza, así su propia enfermedad la sobrepase.

A su vez, su hija Eva Laurent (Isabelle Huppert —protagonista de La profesora del piano de Michael Haneke, basada en la novela de Elfriede Jelinek), quien no podía visitarla con mucha frecuencia, desea que su madre sea trasladada a un lugar donde la puedan cuidar con mayor profesionalismo, lo que ocasiona algunos desentendidos con su padre, quien se ha propuesto cumplir con la promesa que le hizo a su esposa. Después de todo, es él, y no su hija, quien le dará todo su tiempo y energía para estar con ella.

 

George (Jean-Louis Trintignant) y Anne (Emmanuelle Riva)

George (Jean-Louis Trintignant) y Anne (Emmanuelle Riva)

 EL ORIGEN DE LA TRAGEDIA

Con esta película Haneke nos hace ver que la vejez, la muerte o el sufrimiento no es aquello que le sucede a los demás, a los otros, o aquello que preferimos no ver u ocultar, o aquellas cosas que tratamos de una manera muy distante, como aquel titular del periódico que habla de un asesinato o un suicidio en alguna parte de nuestra ciudad, del país o del mundo, y cuya implicancia no la sentimos íntima, ni la consideramos importante, de tal manera que no logra conmovernos, algo que incluso pareciera ser tan abstracto.

“Amour” nos lo presenta todo de una manera tan real y tan concreta, que nos vuelve partícipes de aquella dura realidad —hasta nos asusta. Nos hace convivir en todo momento con el drama de sus protagonistas. Nos deleitamos con lo que ellos se deleitan, celebramos todas sus palabras y gestos galantes, nos envuelve todo el universo artístico y musical en torno a sus vidas, pero a medida que avanza la cinta, hasta sufrimos lo que ellos sufren, y eso muy bien podría herir algunas susceptibilidades, e incluso hasta no ser soportado. Pero a pesar de ello, nos intriga saber hasta dónde puede llegar el amor de esta pareja de músicos octogenarios que empieza a vivir su última etapa, tratando de resistir a esa tragedia sin que ello afecte a sus costumbres, a su pasión por el arte, la cultura y la vida en general; a su forma tan loable de encarar la muerte sin dejar que nadie les entorpezca el camino que les queda por recorrer.

De George sentimos su impotencia de querer hacer siempre más para ayudar, pero a la vez alentamos su perseverancia para enfrentar el sufrimiento de la persona que ama. De Anne admiramos su valor y el coraje ante la cruel enfermedad que padece y que va impidiéndole de manera progresiva el disfrute de la vida. Prefiere no prolongar una vida de discapacidades, no desea verse convertida en una carga para nadie y lamenta que su fiel esposo tenga que estar pasando por una serie de situaciones tan penosas por atenderla. A pesar de todo ello, pareciera que ambos se resisten a perder el buen humor, y esto hace que, pese a la gravedad de los hechos, nos regalen pasajes de lo más conmovedores y tiernos sin llegar a ningún tipo de excesos.

El film de Haneke, por fortuna, no es nada sentimental —como bien el título pudiese confundirnos—y evita en todo momento caer en el melodrama. Es más bien un tanto cruel pero producto de su gran honestidad. Nos intriga y nos conecta porque nos abre una serie de preguntas que nosotros mismos nos hacemos ¿Hasta dónde podríamos llegar en una situación como la de ellos? ¿Cómo lidiar con el sufrimiento de una persona a la que amas? ¿Cuál es el límite para considerar que una vida todavía es digna de vivirse? ¿Somos realmente libres en esta sociedad como para decidir sobre nuestra propia muerte? Temas como el suicidio o la eutanasia se desprenden de toda esta descarnada reflexión y sobre el desenlace de la película misma. Todo ello nos hace querer saber y sentir hasta el último minuto.

Pero uno tiene que estar demasiado atento porque Haneke no está dispuesto a conceder demasiadas pistas o señales alrededor de la historia, no quiere decir que no las haya, algunas cosas se van develando hacia el final, y es que en la mente del director existe todo un sistema detrás, aunque no para explicarnos la película, ni tampoco para negociar nuestro interés bajo los juegos de la intriga o las reglas del suspense —Haneke está muy alejado de esa tradición— sino para sugerirnos con escenas trabajadas con exquisita sutileza, hasta qué punto puede llegar la convicción, la consecuencia, el atrevimiento y la valentía de sus personajes para afrontar la vida o asimismo regalarnos elementos simbólicos que nos sirvan para resignificarla. Algunas nos conducen al camino de la imaginación o de nuestros sueños, otras al umbral de nuestros anhelos y deseos, la esperanza de tal como quisiésemos que las cosas ocurran.

Michael Haneke y la dirección de actores

Michael Haneke y la dirección de actores

 

PERSONAJES QUE NO BUSCAN UN AUTOR

 Haneke tiene en cuenta en todo momento al espectador, hay una relación muy activa con él, en ocasiones para provocarlo —tal es el caso en películas como Funny games (1997) o Benny´s video (1992)— y en otras para despabilarlo —como en Amour—, pero sin caer en el juego del espectáculo, a veces utilizando sus propios recursos, pero siempre para poner en evidencia y discusión el mismo, y muy por el contrario de cualquier cinismo, lo que uno puede encontrar en esta relación es que el director pareciera encarnar genuinamente el rol protagónico del mito de la caverna de Platón, tratando de mostrarnos aquello que no vemos o mejor aún, aquello que no queremos ver, o en su defecto, aquello que no nos dejan ver ya sea porque esta sociedad nos hace perder aquellas facultades con o sin nuestro consentimiento. En “Amour” Haneke, a pesar de que puede llegar a perturbarlo, respeta al espectador en el sentido que busca que este mismo se cuestione sobre aspectos cruciales de la vida, sin recurrir a ninguna moraleja y apartado de cualquier moralismo.

Pero una relación fundamental es la que establece con sus personajes. Haneke los ama, y producto de ese amor es que deslumbran. Parte de ello es que les entrega total libertad para desenvolverse y emanciparse de su autor con el objetivo de cumplir a cabalidad con todo lo que las circunstancias les exigen. Y es quizá esa modestia respecto a sus criaturas la clave de su maestría —además sabe muy bien con que actores trabajar para encarnarlos de manera rotunda. Los retrata tal y cual son, con sus virtudes y defectos, humanos a fin de cuentas. Los quiere y los respeta a todos por igual. Nunca los juzga. No existe una denuncia o censura sobre ninguno de ellos. Evita el maniqueísmo en todo momento. Ninguno es más bueno o más malo que el otro, todos poseen gran intensidad, y hay una repartición equitativa y justa de la inteligencia. Cualquiera puede estar de acuerdo con uno o con otro, pero todos tienen una razón. Desde su posición en el mundo responden con propiedad y ninguno deja de ser interesantes. Y sumado a ello, importan tanto por lo que hacen como por lo que piensan. Pero es cierto, dentro de este nivel de libertad, por otro lado, los envía a un calvario tan extremo que nos hace pensar también en un amor un tanto retorcido, casi como el de un dios cristiano que se lava las manos cuando se trata de los males de este mundo o el de un guionista demasiado despiadado.

Michael Haneke, la disparidad de lo trágico, un ensayo de Juan Hernández Les - 2009.

Michael Haneke, la disparidad de lo trágico, un ensayo de Juan Hernández Les – 2009.

 

EL SELLO PERSONAL

 En un principio el estilo de Michael Haneke en “Amour” nos recuerda en algunos aspectos a Robert Bresson. Sobre todo por el manejo de la cámara, por la plasticidad, el naturalismo, la frialdad y sobriedad en sus escenas, una atmósfera muy similar al documental. Pareciera que Haneke también quisiera ser Bresson. Pero no le hace falta ser Bresson. Ha logrado conseguir un estilo personal —entre el realismo y la vanguardia— y seguir su propio camino. Los films de Haneke trabajan de manera impecable aquello que Bresson desdeñaría militantemente: La actuación.

“…nada de actores, nada de papeles, nada de puesta en escena. Sino el empleo de modelos, tomados de la vida. SER (modelos) en lugar de PARECER (actores)…”, “…Dos clases de películas: las que emplean los recursos del teatro (actores, puesta en escena, etcétera) y se valen de la cámara para reproducir; las que emplean los medios cinematográficos y se valen de la cámara para crear…” nos diría Robert Bresson en su libro “Notas sobre el cinematógrafo”, porque cree que estos se esconden tras su técnica, tras su arte en una pantomima que nombraría peyorativamente como teatro filmado.

Y precisamente es en la dirección de actores que lo separa rotundamente de Bresson. Haneke cree tanto en sus actores —como en sus personajes—, y por el contrario de lo que desconfía Bresson, logra a través de ellos, como con un espejo, internarnos en lo más profundo del alma humana de una manera auténtica y con una credibilidad emocional impresionante, sin dar cabida al melodrama, suprimiendo la trampa o el artificio.

Sumándose así al legendario parnaso que va desde Bergman, el propio Bresson, Rohmer, a ser heredero de Antonioni, cercano a Tarkovski, más aún de Kieslowski, y de la mano con Kiarostami. De aquellos que se dirigen a lo fundamental y que nos trasmiten demasiado con pocos —es un decir—recursos de producción en virtud de su arte. De aquellos que rechazan las convenciones sobre el tiempo, el suspense o la continuidad, sin ningún temor al aburrimiento. No obstante en “Amour”, Haneke emplea un digerible guión de estructura clásica para entregarnos una obra maestra, con un estupendo manejo de los espacios en off, de la elipsis y el fuera de campo, de lo ausente como discurso.

 

La pasión por la vida a través del arte

La pasión por la vida a través del arte

LA MUERTE ELEGANTE

 Su película nos dice que una vida digna merece también una muerte digna. Y aquello se expresa muy bien hacia el final. Es cierto, la senectud es una tragedia que nos llegará a todos, y cada quién tendrá su forma de afrontarla ¿Pero cuánto se debe soportar una situación como la de ellos? Uno puede estar de acuerdo y hasta celebrar el sacrificio de cada uno, pero no estamos en la piel de ellos, ni estamos para reprocharles nada, y es quizá toda esa hipocresía de la reprobación contra la muerte por compasión, por un lado, y el festejo del martirio como un acto heroico, por el otro, lo que Haneke nos viene a cuestionar.

George quería creer que Anne podía mejorar, con una débil esperanza y de manera espartana dio todo cuánto pudo para que esto sucediese, pero todo se fue volviendo poco a poco inútil e insostenible. Anne no iba a mejorar, y hasta ella misma le anunció que preferiría morirse. Desde aquel momento todo giraría en torno de que George aceptase o no la pronta muerte de su esposa, puesto que era imposible mantener viva a una persona que ya había decidido morir y que había dejado de querer luchar por su vida —¿cuál vida?—, peor aún, en el momento en que todo se encuentra perdido, en que la lucha ya no tiene sentido y todo ha llegado a su fin, y en el momento en que la frustración de ambos comienza a desesperarlos y a separarlos emocionalmente, mientras ella se va volviendo poco a poco incontinente, perdiendo sus facultades psíquicas, la capacidad de hablar con claridad e incluso la conciencia, haciendo imposible llevar una vida digna, convirtiendo está en una tortura para ambos.

En ese estado decadente, producto de una enfermedad que cada vez va degenerando, Anne inconscientemente buscará su muerte. Ya no puede soportar la vida de esa manera. Casi por instinto decide no probar más alimentos y de alguna manera esto la condenaría a su final. Todo esto irritaría a Georges que intentará obligarla a vivir y darle de comer a la fuerza, ella se rehúsa, y él la reprende con una bofetada. El film alcanza así el momento más crítico y más descarnado. ¿Hasta dónde ha llegado tal situación? Al punto en que aparece toda aquella agresividad contenida de George producto de su frustración y su impotencia para revertir las cosas. Esto de una u otra forma le revela que seguir significará a cada momento el deterioro del amor. Ella, como último acto de voluntad empieza a pedir y repetir ayuda, una ayuda que pareciese connotar un doble significado.

Haneke permite que George se muestre en su lado más tierno y más violento, en su lado más monstruoso, pero sobre todo, y a pesar de él, en su lado más bueno, como siempre se lo recordará su esposa Anne a lo largo de toda la cinta en diálogos muy gentiles, pero a la vez muy audaces y muy irónicos:

—Tengo muchas historias que todavía no te he contado.
—¿No me digas que a la vejez vas a arruinar la imagen que tengo de ti?
—Por supuesto que no lo haré. ¿Y cómo es mi imagen?
—Eres un monstruo a veces. Pero eres amable.

Y es cada cosa que él hace y se las ingenia por contentarla es de lo más maravillosa. Es así que se le ocurre contarle una anécdota de su infancia para tratar de calmarla, de tranquilizarla y de prepararla —y prepararnos— para ese momento en que él tomará valor y un tanto de sangre fría para llegar hasta las últimas consecuencias y acabar con la vida tan innoble que tiene que padecer ese ser tan querido a quien ama, ahogándola brutalmente con su almohada, como para que termine rápido y con el menor dolor. Esta escena sin duda nos deja a todos perplejos.

Haneke transforma de esta manera tan aterradora el asesinato en un acto de auténtico amor. No importa la forma tan escalofriante como se llevó a cabo, sino el sentimiento y la humanidad que hay detrás de la más importante y crucial decisión en la vida de amor entregado de esta entrañable pareja, de un amor que nunca muere, de aquellos en que –según sugiere el filosofo Ortega y Gasset en su brillante ensayo Amor en Stendhal— un ser queda adscrito de una vez y para siempre y del todo para otro ser.

En adelante Haneke nos regalará en el desenlace una secuencia de poesía, simbolismo y ensoñación, a manera de compensación por toda la atmósfera asfixiante que hemos padecido como espectador en aquella habitación que se había convertido progresivamente en una agobiante cárcel para todos. La escena de la paloma vendría a ser quizá un evidente acto mágico de purificación, aquella despedida que no pudo realizar, y a la par, lo que él quería conseguir con su esposa, y lo que finalmente hizo, es decir, liberarla. La carta nos dejaría implícito el suicidio de George, y la aparición de Anne nuevamente en la cocina como si todo estuviese bien y nada hubiera ocurrido vendría a ser como ese soñado encuentro con los seres amados después de la muerte, aquella partida juntos hacia un más allá que bien pudiese ser un más acá. Aquello que debiera quedar intacto de tanto quererse, los sólidos vínculos producto de una exquisita vida compartida. Juntos se visten y salen imaginariamente del departamento hacia un rumbo desconocido —nos provoca pensar que fue hacia a un concierto de música de cámara—, ambos amables y atentos, como siempre fue natural en ellos, queriéndose, jugando con nuestras ilusiones, como si hubiese sido un final feliz.

Después de todo: “El sabio vivirá mientras deba, no mientras pueda. Considerará en qué lugar ha de vivir, en qué comunidad, de qué forma, cuál es su cometido. Piensa siempre en la calidad de la vida, no en su duración”, escribió Séneca en Cartas a Lucilio (Elogio de la ancianidad). Y es que a fin de cuentas  “Amour” vendría a ser  una historia de sufrimiento pero también de redención.

Pero es antes que nada: UN GRAN ELOGIO A LA VIDA.

El más acá

El más acá

Siendo ya uno de los mejores directores de cine de la actualidad, Michael Haneke está en la ruta de convertirse en un clásico y un maestro del séptimo arte.

Eva (Isabelle Huppert) en la escena final

Eva (Isabelle Huppert) en la escena final

 

*  elvientodeloeste@gmail.com

“Su película apesta”: Diez diatribas de Roger Ebert

15 abril, 2013 Categoria Generales

Para algunos, la imagen perfecta del crítico complaciente y bonachón que no se regodea en parrafadas eruditas. Para otros un profesional que podía elevar o destruir tu película solo con la valoración emitida a través de su pulgar. En cualquier caso, no hay duda que Roger Ebert fue una figura destacada dentro del panorama crítico estadounidense de los últimos 40 años. No tan combativo o teórico como Pauline Kael o Andrew Sarris; Ebert comentaba sobre su labor: “Las películas más fáciles para escribir sobre ellas siempre son las de los extremos. Las buenas y malas películas dictan sus propias críticas; las del término medio representan un mayor desafío.” Justamente esas “películas de extremos”; específicamente las malas películas, son el tema de este post que inaugura una sección a la que denominaremos “La lista”, en la que compartiremos todo tipo de ránkings, algunos más bizarros que otros, sobre el cine y sus consecuencias.

Esta primera lista nos presenta diez párrafos seleccionados del libro “Las peores películas de la historia” (Ediciones Ma non troppo, Barcelona, 2008); título engañoso ya que no se trata de un ránking metódico o razonado sobre lo que el título indica; sino que reúne dos libros originales de Ebert: “Your movie sucks” y “I hated, hated, hated this movie”, que recopilan reseñas en las que el crítico da rienda suelta al disgusto que le causo el visionado de ciertas joyas (¿?) del séptimo arte. No es un libro que esté a salvo de la controversia. En sus páginas hay críticas que vapulean a clásicos como “Terciopelo azul” (David Lynch, 1986), a engreídas de la crítica como “El tambor de hojalata” (Volker Schlondorff, 1979) y a cintas populares como “La sociedad de los poetas muertos” (Peter Weir, 1989); pero también hay de las otras por supuesto. Aquí van diez cronológicamente seleccionadas:

1.       Hermano sol, hermana luna (Franco Zeffirelli, 1973)

“El propio Zeffirelli dice que no se puede “pensar” demasiado con este film, que hay que aceptarlo como una simple experiencia. “Hay que dejar el cerebro colgado fuera antes de entrar a esta película”, dijo. Y parece que fue el primero en hacerlo.”

2.       El inquilino (Roman Polanski, 1976)

“No solo es mala, es una vergüenza. (…) Podría haber sido un buen boceto de 20 minutos para una de esas películas antológicas de terror británicas (…) Como película de Polanski, resulta insoportablemente decepcionante.”

3.       Calígula (Tinto Brass, 1980)

“Es repulsiva, no tiene valor alguno, es una vergonzosa basura. Creo que es la peor película que he visto jamás. Y eso la convierte en todavía una mayor ignominia: que haya personas de talento que se hayan dejado llevar para participar en este travestismo. (…) Calígula no es buen arte, no es buen cine y no es buen porno.”

4.       Ishtar (Elaine May, 1987)

“Es una película realmente horrible, un ejercicio torpe, mastodóntico y sin vida de comedia fracasada. (…) Es difícil hacerse el tonto. Lo mejor que se puede decir de Ishtar es que Warren Beatty y Dustin Hoffman, dos de los actores más inteligentes de su generación, hacen de tontos con tanto éxito que no hay pruebas en toda la película de cómo han conseguido triunfar en el cine.”

5.       North (Rob Reiner, 1994)

“Odié esta película, odié mucho, mucho, mucho, mucho, mucho esta película. La odié. Odié cada tonto momento de insulto hacia un público al que se le consideraba estúpidamente banal. Odié su sensiblería al pensar que a alguien le podría gustar. Odié los insultos velados al público por creer que alguien se pudiera entretener con ella.”

6.       Psicosis (Gus Van Sant, 1998)

“Vi Psicosis de Hitchcock hace una semana. Al ver esta nueva versión, me sentí como si estuviera observando a una empresa provinciana intentando hacer milagros sin el reparto de Broadway. Me recordó a un niño prodigio al que se le contrata para interpretar a un pianista famoso. El niño sube a la banqueta del piano e interpreta algo de Chopin con gran velocidad y precisión. Cuando termina, el gran músico le da una palmadita en la cabeza y le dice: “Puedes tocar las notas. Algún día, tal vez puedas tocar la música””.

7.       Patch Adams (Tom Shadyac, 1999)

“Me hizo sentir ganas de rociar la pantalla con Lysol. Esta película no tiene vergüenza. No es que sea un dramón. Extrae las lágrimas individualmente por liposucción, sin anestesia.”

8.       Pearl Harbor (Michael Bay, 2001)

“Es una película de dos horas, embutida en tres, sobre como los japoneses organizaron el 7 de diciembre de 1941 un ataque por sorpresa contra el triángulo amoroso norteamericano. Su desarrollo consta de 40 minutos de efectos especiales redundantes rodeados de una historia de amor de una banalidad increíble. La película ha sido dirigida sin gracia, visión ni originalidad…”

9.       Gatúbela (Pitof, 2004)

“Es una película sobre la belleza de Halle Berry, su atractivo sexual, su figura, sus ojos, sus labios….y sobre el diseño de vestuario. Todo eso lo refleja bien. Todo lo demás es secundario, excepto la trama, que es terciaria. Los realizadores han meditado mucho sobre como fotografiar a Berry. Pero han pensado poco en como aportarle un personaje sólido, un buen guión, personajes secundarios o secuencias de acción que tuvieran peso.”

10.   Godzilla (Roland Emmerich, 1998)

“Ir a ver Godzilla al Palais del Festival de Cine de Cannes es como asistir a un ritual satánico en la Basílica de San Pedro.”

Te puede interesar…
  • Al Este de Lima: las películas en competencia (II)
  • Al Este de Lima: las películas en competencia (I)
  • Haneke o el amor en el ocaso de la vida
  • “Su película apesta”: Diez diatribas de Roger Ebert
Lista de blogs
  • Hola Asia (528)
  • Paisaje Imaginario (82)
  • Blog de moda, vida y estilo (51)
  • Crónicas de Wrestling (36)
  • Ojo marketero (18)
  • Luis Vilela (17)
  • Listas LP (17)
  • Tacones Lejanos (16)
  • Pj de Zavala Blog (14)
  • Lo que dice mi interior (13)
  • famosos (13)
  • Nutrición y estética (11)
  • ¡Habla, otaku! (11)
  • Video viral (7)
  • los10 (4)
  • breves (4)
  • tvemos (3)
  • entrevistas (3)
  • apuntes (2)
Tags
7 cajas Al Este de Lima amat escalante Amour argentina Atom Egoyan chile cine Cine de Europa Central y Oriental cine digital cine europeo cine experimental cine latinoamericano cine nacional Cine peruano crítica crítica de cine críticas cuba Debate documental el evangelio de la carne el sonido alrededor festival de lima Festivales FIACID gloria heli hungría imaginario Lima Independiente mexico Michael Haneke música paisaje Peru peter biskind presentación rajes del oficio Raúl del Busto Reseña Retrato Peruano del Perú sebastian lelio sigo siendo tanta agua