Ganador de la Palma de Oro en Cannes 2010 por su película El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas, Apichatpong Weerasethakul (Tailandia, 1970) está en Lima para ser parte del jurado de la competencia internacional del festival Lima Independiente. En esta entrevista habla sobre sus proyectos artísticos, la censura en Tailandia, su estilo de escribir y producir películas, el cine digital y Polvos Azules.
Tío Boonmee rápidamente se convirtió en una de las favoritas del público cinéfilo, pero lo que muchos no saben es que está relacionada a otro proyecto, una exhibición de arte llamada Primitive. ¿Podrías darnos algunos detalles acerca de esta instalación y de cómo Tío Boonmee está conectada a ella?
Comenzó primero con la instalación. Viajaba e intentaba encontrar un sentido en el noreste (de Tailandia), donde crecí, y hay muchas historias que no conocía. Entonces nos encontramos con un pueblo (Nabua) sobre el que enfoqué mi interés, lo que terminó convirtiéndose en varias obras de arte. En el camino desarrollé el guión de Tío Boonmee. Se ha convertido en casi como la memoria de todo el lugar, diferentes expresiones en fotografía, videos y un largometraje, que es Tío Boonmee.
¿Cómo fue la experiencia de ganar atención de los mass media y haber llegado a nuevos públicos luego del éxito en Cannes?
Es asombroso, porque nunca imaginé tener un público en lugares tan lejanos con el que pudiera conectar lo que hago desde una parte muy remota del mundo. Es muy grato darse cuenta que podemos conectar a través de las memorias, que compartimos ciertas cosas.
Encuentro varias similitudes entre los temas que exploras en tu cine y el que hacemos en América Latina. ¿Has visto películas de América Latina?
No muchas, pero por supuesto he leído acerca del realismo mágico, las historias y los seres fantásticos, creo que hay algo primigenio que compartimos.
El papel que la memoria de los personajes o del país en general juega en tu cine parece estar expandiéndose desde Mysterious Object at Noon, e incluso entra en el campo político en Tío Boonmee. ¿Qué tan grande es la influencia del pasado de tu país en tu obra?
Se está volviendo más y más relevante porque me estoy haciendo más viejo y más curioso acerca de la historia, de lo que se enseñaba en los colegios cuando era joven y se suponía que era verdad. Tailandia es un lugar que no se encuentra en el mapa. El interés mundial acerca de este pequeño país no es muy grande, por lo que no hay mucha investigación, documentos acerca de nuestro pasado, así que como consecuencia hay mucha historia falsa hecha por los gobernantes, por los opresores. Con el despertar del pueblo a través del Internet, de las redes sociales, hay mucho por descubrir. Creo que mis películas reflejan este crecimiento y tratan de encontrarle un sentido al país y al por qué llegamos a ser como somos hoy en día. Así que creo que más adelante mis películas reflejarán más el ángulo político.
¿Qué tan importante ha sido Internet en el desarrollo de tu carrera?
Yo usé Internet desde un inicio, para enviar la primera película (Mysterious Object at Noon) al festival de cine de Rotterdam. Es sorprendente porque hace sólo unos 10 o 15 años no había ningún conocimiento acerca del cine tailandés, así que cuando envié un correo electrónico al festival estaban muy emocionados por ello. Ahora es completamente común y tienen un programador en Asia, está todo muy conectado ahora, no como antes.
Has dicho en entrevistas anteriores que no rodarías fuera de Tailandia. ¿Qué motiva a alguien que aprendió el arte de hacer cine en los Estados Unidos a regresar a su lugar de nacimiento y hacer películas acerca del mismo?
Aprendí mucho del cine mundial en Chicago, porque teníamos un centro de películas donde descubrí mucho cine asiático y bastante cine europeo. Siento un poco de envidia por esa riqueza. Por eso, volteando la mirada hacia el país de donde vine, hay muchos tesoros que no han sido presentados en el celuloide. Es por ello que cuando hago cine en Tailandia estoy internalizando mucho, estoy muy “hambriento” porque hasta ahora hay posibilidades ilimitadas. Por eso, quizás no es el momento para que explore fuera del país.

“Tío Boonmee”
¿Cuál es el estado actual de la censura en Tailandia? ¿Qué objetivos cumplió el Free Thai Cinema Movement (Movimiento por un Cine Tailandés Libre)?
Comenzó en el 2007, cuando se exigió que se cortara la película Syndromes and a Century. Hicimos un pedido al gobierno y la censura se transfirió de la policía al Ministerio de Cultura, lo que es mejor, y también tuvimos una nueva legislación de cine que introdujo las calificaciones de acuerdo a edades. Pero ahora, seis años después, nos damos cuenta que no está funcionando porque, pese a que el gobierno asignó la calificación por edades, hay un problema de calidad en cómo está conformado el comité. No hay estándares para que una película reciba una cierta calificación. También se puede ordenar la prohibición de una película, hasta ahora han sido prohibidas tres o cuatro películas y muchos vídeos, así que este mes hemos iniciado de nuevo el Free Thai Cinema Movement para comenzar un nuevo movimiento que intente reformar esta ley, sea para eliminarla o para expresar nuestra preocupación.
Hay algo sobre la censura de Syndromes and a century que es un poco difícil de entender para los occidentales. En anteriores películas había temas de sexualidad y homosexualidad, pero el problema con Syndromes fue la escena con dos médicos besándose.
Sí, sí, ese es el problema con Tailandia, son muy conservadores y al mismo tiempo hay varios niveles en la sociedad, así como niveles de gobierno. Tailandia no ha sido un país democrático por mucho tiempo, así que la gente está acostumbrada a la idea de que les ordenen qué hacer. Como la sociedad está dividida en clases diferentes, cuando haces algo que (el gobierno) sostiene que es disruptivo para el sistema de clases, te dicen que no deberías criticar esto, que no deberías retratar esta clase o institución de manera negativa… incluso tomar no está bien, está mal porque en el budismo uno de los preceptos es que no deberías estar intoxicado por el alcohol. La censura tiene una justificación para decirte que no deberías tocar este tipo de temas, así que al final no puedes hacer mucho que no sea una comedia o una historia de fantasmas, por eso tenemos muchas películas de esos tipos en Tailandia.
¿Sientes algún tipo de entusiasmo al romper las reglas impuestas en la sociedad?
Diría que es algo natural, porque en la vida común somos bastante libres en cierta medida, pero en una película no podemos decir lo mismo, así que no es tanto como un placer sino un cuestionamiento al por qué no podemos decirlo como en la vida real y por qué tenemos que escuchar a ciertas personas a las que les pagamos impuestos para que trabajen por nosotros.
Además de romper las reglas de la sociedad, en tus películas rompes las reglas de las estructuras narrativas tradicionales, demostrando que no son esenciales para contar una buena historia. ¿Qué significados tienen estas estructuras no tradicionales?
Hay muchos ángulos desde los cuales puedes observar este juego con las estructuras. Uno de ellos por supuesto es la aleatoriedad de la vida, de los patrones de vida. Además me gusta expresar la manera en que mi mente opera, que a veces se está yendo por un lado diferente. También es acerca del lenguaje, el lenguaje tailandés, cuando escribimos la estructura es muy diferente, no tenemos el punto como en el inglés, así que las oraciones pueden ser una cadena de muchas cosas juntas. La manera como vivimos y operamos también se ramifica de maneras orgánicas, así que inconscientemente tal vez al comienzo las películas que hacemos son así, tratan de no entrar en una forma específica de contar la historia, pero el tema está ahí.
Has mencionado el azar. Se conoce que a veces sólo te topas con las personas que van a ser tus actores, los encuentras por azar. ¿Qué otro papel juega el azar en tu trabajo?
Creo que estoy influenciado por la historia del arte, que he estudiado. Me gustan bastante los surrealistas de los años 20 en Europa, que sólo se relajaban, tiraban las reglas de la creación artística y abrazaban la libertad que podía traer el azar, así que intento adaptar este concepto al cine, sólo llevarlo a cabo sin planeamiento, no sólo la película en sí sino la producción de la película también. Mysterious Object at Noon era muy adecuada para esto porque teníamos un equipo pequeño y podíamos sólo ir juntos, pero cuando trabajas con treinta, cincuenta, cien personas, se vuelve más difícil moverse aleatoriamente, así que intento mantener el azar planeado al principio, pero después ser flexible en cierta medida al menos dos días antes del rodaje. Luego me abro de nuevo en la edición. Mi editor es realmente libre de destruir el guión y probar su propia manera.
¿Cuando ves a cineastas independientes aparecer en festivales como este, te da algo de nostalgia de trabajar con menores recursos?
Creo que sí, pero soy más nostálgico por la manera como se rodaba en América o Europa en los años 60 o 70, cuando tenían una cámara pequeña. Es muy diferente cuando tienes sólo una cámara de video, que es muy libre, y necesitas sólo una persona para hacer películas. Extraño los viejos tiempos, que la nueva generación puede repetir con todavía más libertad. Pero me gusta el método de los sesentas o setentas, en el que había un sentimiento de grupo, de camaradería en la producción, que era lenta, tenías que esperar para intentar esto o lo otro. Era como una mezcla entre el cine y el teatro.
¿Sigues disfrutando de esta libertad en tus cortos o instalaciones artísticas?
Sí, también es por eso que hago instalaciones de vídeo. Es la manera de ser libre.
Sabemos que te has descrito como un romántico del cine analógico, pero, ¿qué piensas que el uso extendido del soporte digital traerá al futuro del cine?
Es la única manera. El digital no está sólo en las películas, sino en todo en nuestras vidas, así que tenemos que aceptar eso. Creo que de lo que estoy emocionado es acerca de que (el cine) se vuelva más democrático en su expresión. Por democrático no quiero decir que la gente va a representar más realidad, pero va a haber más ficción, más puntos de vista que no necesariamente significan realidad, sino la libertad de la gente para contar historias, para fabricar historias. Lo que necesitamos decir es que nuestro mundo no tiene una sola verdad, es diferente desde cada perspectiva. Eso es importante y el digital está apoyándolo.
Además del hecho de que exploran temas relacionados, hay algunas referencias entre tus películas. La más clara probablemente está en Tropical Malady, donde un personaje se refiere a una persona que recuerda sus vidas pasadas (Tío Boonmee). ¿Es esto una pista de que parte de tu filmografía está situada en el mismo universo?
Sí. Creo que mi mundo no es grande, lo que tengo es el hospital, la selva y otras cosas que me gustan. No tengo muchos amigos así que lo que me gusta es seguir creciendo y haciéndome viejo con estos elementos. Desde luego, estoy diciendo las mismas cosas en tiempos diferentes.
¿Cuánto de este universo proviene de la realidad y cuánto es recogido de los sueños, de las expectativas? ¿Por ejemplo, en Blissfully Yours?
Diría que es la belleza de cuando haces una película siendo muy flexible. Mantienes tus ojos y tus oídos abiertos a cualquier cosa en el momento que estás tratando de reflexionar acerca del filme. Es por eso que lo reescribo de acuerdo a lo que sucede o a veces sólo lo realzo para hacerlo más cinemático o lo que sea. Este tipo de realidad, que tiene mucho de realidad en sí, pero también de “realidad de película”, siempre está saltando de un lado a otro y teniendo un diálogo (entre ambas partes). A veces digo que las películas son como un diario de mis experiencias.
Nos enteramos de que tuviste la oportunidad de visitar Polvos Azules. ¿Hay algo parecido en el sudeste asiático?
Ah, sí, hay bastante. Creo que ese es el encanto que me gusta de Sudamérica, hay una energía, hay una vida… este centro comercial es parecido a Hong Kong o Tailandia, donde hay piratería y puedes tener todo barato. Quedé muy sorprendido de ver mis propias películas en una de las tiendas.

Foto: Facebook de Lima Independiente
¿Qué opinas del copyright?
Creo que la piratería es el camino. Mientras tengamos muchas economías diferentes, va a quedarse. Lo que tenemos que hacer es actuar naturalmente, trabajar con esta necesidad de la gente. Por ejemplo, hay un cineasta filipino que pirateó su propia película y trabajó con la mafia pirata para distribuirla. Creo que debería haber una manera para que los estudios, o nosotros, encontremos un balance en la distribución que imite los canales piratas, y estoy seguro que la gente pagaría. Me miro a mí mismo, antes por supuesto que descargaba, pero después de que obtuve más dinero, estaría dispuesto a pagar, pero no mucho. Así que es un proceso gradual de aprendizaje, pero lo que es más importante es tener el contenido disponible. En Tailandia una de las razones es que no hay películas europeas, no hay buenas películas disponibles, así que la gente no tiene elección más que descargar. Una vez que hay algo como iTunes, incluso si es una mala película, la gente va a pagar. A veces, cuando hay una película que se estrena en las salas de cine, está cortada por la censura. Desde luego que van a descargársela para tener la versión completa, por lo que tenemos que trabajar con estos factores: tener contenido original; luego, acceso realmente fácil para la gente; el pago tiene que hacer que la gente se acostumbre a entender los derechos de propiedad intelectual, pero de una manera muy lenta, mínima. Digamos que pagas dos o tres dólares por piratería, qué tal cobrar cuatro o cinco, creo que muchas personas estarían dispuestas a pagarlo.
¿Has observado a tus audiencias mientras ven tus películas? ¿Cómo exploras sus reacciones?
Especialmente en las partes cómicas, a veces la gente se ríe y es muy asombroso, pero es algo que no planificaste y a veces la gente lo interpreta de su propia manera. Pero sólo al principio, después de un tiempo me harto de mi propia película y ya no la veo.
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Más información:
- Tío Boonmee podrá verse el martes 18 de junio a las 10 de la noche en el UVK de Larcomar.
- Su más reciente película, Mekong Hotel, se proyectará en el UVK de Larcomar el miércoles 19 a las 8:30 de la noche.
- Ambas funciones contarán con la presencia del director.