Por Jorge Esponda
Mientras transcurre la proyección de Puente de Espías uno puede imaginarse que el título de “el último de los clásicos”, atribuido desde los noventas a Clint Eastwood, se le puede otorgar con mayor comodidad al Steven Spielberg de ahora. Han pasado muchas etapas y modas para que el cineasta más popular del Hollywood contemporáneo llegue hasta la madurez que exhibe esta película. El gran cineasta de entretenimiento ha sido también muy persistente en ofrecer otros retratos menos amables del mundo y ninguno de estos últimos alcanza a mi modo de ver lo que ofrece esta intriga de juegos bajo la mesa en el contexto de la Guerra Fría. No obstante, al final de la partida, es tan distinguible su sello como el de sus películas más lúdicas.